martes, 22 de noviembre de 2011

LA EDUCACION COMO BIEN PUBLICO


1. El derecho a una educación pública de calidad

La reflexión sobre la educación como bien público en América Latina, hoy día, debe partir de reconocer el fracaso de las políticas públicas en la reducción de la pobreza, la inequidad y la exclusión, y el fracaso de las reformas educativas que se implementaron con la idea de mejorar la educación. Las propuestas y planes de la última década orientados a combatir la pobreza no han logrado disminuirla y se calcula en unos 130 millones el número de pobres en nuestra región. América Latina sigue siendo el continente más desigual del mundo: el 10% más rico recibe el 48% de los ingresos y el 10% más pobre recibe sólo 1,8% de los ingresos. La educación, a pesar de los fervientes llamados a elevar su calidad, sigue siendo en general una pobre educación pues no responde a las exigencias de la formación humana, ciudadana y productiva de los hombres y mujeres del presente.

Rosa María Torres, en el estudio sobre la realidad educativa en América Latina, que le fue encomendado por Fe y Alegría, afirma: “Las reformas educativas conducidas desde fines de la década de 1980 bajo el lema de ‘mejoramiento de la calidad de la educación’ han fracasado. Dicho mejoramiento no se ha dado. Los resultados del rendimiento escolar en la mayoría de los países están estancados o continúan deteriorándose… La calidad y la equidad de la educación han devenido en discurso repetitivo, con débil soporte en las políticas, los programas y los proyectos”

Esta realidad nos cuestiona en Fe y Alegría y nos convoca a seguir buscando y proponiendo con tesón y audacia una educación integral de calidad para todos y para todas, que pueda contribuir a la transformación social, y a prevenir y erradicar la violencia, la intolerancia, el egoísmo, la pobreza y la ignorancia. Hoy en muchos de nuestros países la confrontación “educación pública” versus “educación privada”, en los términos que se planteó en décadas pasadas, ha sido superada y ha evolucionado con formas diversas de prestación de los servicios educativos y de participación de la ciudadanía. En otros países la confrontación no se acaba de resolver. El rol de Fe y Alegría, en los distintos países donde opera, ha sido procurar que la educación pública sea de calidad y accesible a todos. Llevándola a zonas donde “termina el asfalto”, donde la acción del Estado ha tardado en hacerse presente o no ha llegado; procurando alianzas con los gobiernos y diversos grupos sociales, convocando a la sociedad e involucrando a las propias comunidades en la tarea. Pero también, cuando le ha sido posible, construyendo redes de trabajo con otros centros de educación estatales y colaborando con la formación de educadores. En Fe y Alegría trabajamos así por fidelidad a nuestra misión, porque en ese quehacer hemos asumido siempre que la educación es un bien público.

...continuarà

El Sistema de Mejora de la Calidad en Fe y Alegría

El sistema de mejora de la Calidad se construyó desde espacios permanentes de comunicación y construcción colectiva, lo que se convierte en una exigencia de nuestro proyecto como una forma de ser y hacer que nos debe caracterizar en la búsqueda de pasar del al deber ser.

Estos objetivos se desarrollan a través de diez programas federativos, entre los cuales se encuentra el Programa de Calidad de la Educación Popular (P1). El P1 es un programa que quiere tocar la realidad de la escuela, todos sus procesos y procedimientos y trabajar para lograr una mejora de la calidad de los centros que en América Latina tiene Fe y Alegría. Pretende también ser una alternativa que responda al desafío que tiene hoy la educación en una sociedad fragmentada e inequitativa.

El Programa para la Mejora de la Calidad de Fe y Alegría concibe la calidad como un concepto que va más allá de las nociones que lo relacionan articulan y le dan coherencia con la satisfacción de consumidores y clientes, con la consecución de resultados académicos para establecer rankings o con la mera optimización del manejo de los recursos. Por el contrario, haciendo un énfasis en los procesos sobre los resultados, entiende que el concepto de calidad se encuentra inmerso en medio de las transformaciones, confrontaciones y tensiones de los procesos históricos, que se nutre de un contexto variable y dinámico, que inevitablemente acompaña la formación y constitución de un proyecto de ciudadanía alternativo, crítico y transformador y, asimismo, entiende que al hablar de calidad, es también imperativo incluir y adoptar el concepto de equidad, por lo cual es un deber y un compromiso participar y profundizar en las mismas tensiones y luchas que se libran en el seno de éste